En el siguiente análisis veremos que, así como había razones en la revelación de
Dios en el Antiguo Testamento para temerle, la revelación más completa en el
Nuevo Pacto no ha hecho más que intensificar la obligación de un temor piadoso.
MATEO
Cristo no vino a negar el
temor de Dios, vino a reforzarlo.
En Mateo 10:28, cuando Jesús
habla a sus doce discípulos, dice:
“Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no
pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el
alma como el cuerpo en el infierno”. (Mateo 10:28)
Cristo no vino a eliminar el
temor de Dios, él lo reforzó, mandando a sus discípulos que procuraran tener en
su corazón el temor que incluye hasta ese elemento de terror de lo que Dios
puede hacer, si se cae en sus manos teniendo los pecados a cuestas.
Jesús no invalidó la enseñanza sobre el temor de
Dios, al contrario, la profundizó y la asoció al hecho de confesar o negar Su
Nombre.
Mateo
10:32 A cualquiera, pues, que me confiese delante
de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los
cielos. 33 Y a cualquiera
que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre
que está en los cielos.
HECHOS
El libro de “Hechos” describe la madurez de la Iglesia Primitiva, la
bendición de Dios sobre ella y por supuesto el temor de Jehová en su iglesia.
La experiencia de Ananías y Safira sirvió para
fundamentar a la iglesia en el temor de
Dios y en la obligación de vivir en santidad delante de Dios.
HECHOS
5:1-11
Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una
heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo
sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo
Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al
Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no
se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en
tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías
estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo
oyeron. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo
sepultaron. Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su
mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime,
¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y Pedro le
dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la
puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a
ti. Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron
los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su
marido. Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que
oyeron estas cosas.
Dios hace esto para preservar la santidad de la
iglesia, y para que haya en los miembros de la congregación una conciencia de
la presencia soberana de Dios en la iglesia. En otras palabras, para que haya
temor de Dios en la iglesia.
HECHOS.
9:31
En
esta escritura podemos ver que los “métodos” de Dios para que la iglesia crezca
son diferentes a los métodos humanos. El temor de Dios es un ingrediente
fundamental para el crecimiento de la iglesia.
Entretanto la iglesia
gozaba de paz por toda Judea, Galilea y Samaria, y era edificada, y andando en
el temor del señor y en la fortaleza del Espíritu Santo, seguía creciendo. (Hechos 9:31)
El Espíritu que estaba sobre
Cristo, según Isaías 11:2 “[…] espíritu […] de temor del Señor”, es Él
mismo que el derrama sobre su Iglesia, por lo tanto así como el temor del Jehová
caracterizó a Jesucristo, cuanto más llena está su Iglesia del Espíritu de
Jesús, más reflejará el temor
del Señor.
2 CORINTIOS
Ahora vayamos a las epístolas
del Nuevo Testamento, veamos a continuación lo que Pablo escribió a los
corintios relacionado con el temor de Jehová:
Así que, amados, puesto que
tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de
espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. (2 Corintios 7:1)
De acuerdo con las palabras
de Pablo, debemos limpiarnos de todo mal en todos los aspectos y perfeccionar
el temor de Jehová.
EFESIOS 5:21
En los siguientes
versículos, Pablo toca la relación entre el marido y la esposa, la relación de
los padres con los hijos, observemos lo que dice:
“Sometiéndoos unos a otros en
el temor de Cristo”. (Efesios 5:21)
Y sigue con directrices
específicas para maridos y mujeres: “Efesios 5:22 Las mujeres estén sometidas a sus propios
maridos…, Efesios 5:25 Maridos,
amad a vuestras mujeres…”. Luego, a los hijos: “Hijos, obedeced a vuestros
padres” (Efesios 6:1).
Todos estos mandamientos, en
cuanto a los pormenores en las relaciones del hogar, se expresan en el marco
del temor de Cristo. Por consiguiente, si dejamos fuera el temor de Cristo, en nuestras
relacione con las personas, estamos desobedeciendo a lo que Dios nos manda por
medio de su Palabra.
FILIPENSES
En Filipenses 2:12,
Pablo ordena a los creyentes en Filipo que se ocupen de su salvación:
Por
tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia
solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación
con temor y temblor, (Filipenses 2:12)
La fórmula de Pablo es que
nuestra salvación debe llevarse a cabo en una atmósfera de “temor y temblor”, cualquiera
que se esté ocupando de su salvación en cualquier otro marco lo estará haciendo
en un contexto que la Palabra de Dios no autoriza.
1 PEDRO
Hemos considerado las
palabras de Cristo, hemos visto las
palabras del apóstol Pablo, ahora vemos
que Pedro dice lo mismo:
“Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra
de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación”.
(1 Pedro 1:17)
Debemos pasar toda nuestra vida
en el temor de Jehová, de modo que, desde el momento en que respiro mi primer
soplo de vida como nueva criatura en Cristo, hasta el momento en el que el
Señor venga a llevarme a casa, mi peregrinación debería estar marcada por el
temor de Dios.
APOCALIPSIS
Nuestras últimas referencias
están tomadas del libro de Apocalipsis. En los siguientes versos vemos una
alabanza, que muestra que el temor reverente a Dios es una característica de
sus siervos
“Y los
veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a
Dios, que está sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! Y del
trono salió una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, los que
le teméis, los pequeños y los grandes”. (Apocalipsis
19:4-5)
CONCLUSIÓN
El temor de Dios lógicamente perfecciona nuestra consagración
a él, en otras palabras, nos hace conscientes de la necesidad que tenemos de
que haya cambios en nuestra conducta, para agradar a Dios en nuestra forma de
vivir, por lo tanto un cristiano que no siente la necesidad de crecer en
santidad es un cristiano estancado, que se ha vuelto complaciente con el
pecado, en otras palabras, no está andando en temor de Dios. El temor de Dios
es el fundamento que inspira la vida en santidad y consagración a Dios. La
santidad no es un llamado a unos pocos, sino un mandato de Dios a todos los
creyentes.
Cristo
mismo, mientras vivió en la tierra, anduvo en temor de Dios y nos dio ejemplo
de andar en temor y reverencia. Si El mismo tuvo que hacerlo así, nada debería
hacernos pensar que nosotros podemos ser diferentes.
Gracias
por visitar el blog, Dios te bendiga.
En nombre de Jesucristo, amén.