El temor de Dios es uno de los grandes temas dominantes
de la Biblia, y puede parecer
contradictorio con la idea de un Dios amoroso, pero el temor de Dios es
esencial, para vivir de manera agradable a él.
Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu
Dios de ti, sino que temas a Jehová tu
Dios, que andes en todos sus caminos, y que
lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová
y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? (Deuteronomio 10:12-13)
A Jehová tu Dios temerás, a él solo
servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás. (Deuteronomio 10:20)
El temor de Dios es una actitud de reverencia y
respeto hacia Dios, es someternos a su
disciplina, es la base para andar en sus caminos, para
servirle, por eso quien tiene
temor de Jehová le obedece, y no hace el mal, y busca no pecar y comienza a
hacer las cosas bien.
Cuando niños el temor al castigo de nuestros
padres, hacía que no hagamos malas acciones, lo mismo debe ser en nuestra
relación con Dios, debemos temer su disciplina y por tanto, buscar vivir de manera
que lo agrademos; para ello es bueno tener presente que Dios está permanentemente mirando todo lo que pensamos,
decimos y hacemos, y él tiene el poder para premiarnos o castigarnos de acuerdo
a nuestra conducta.
La Biblia misma dice que el Temor de
Jehová, hace apartarnos del Mal, "…con el temor de Jehová los hombres se
apartan del mal" (Proverbios 16:6), también dice que el temor de Jehová es aborrecer lo
malo, "El temor de
Jehová es aborrecer el mal…" (Proverbios 8:13).
La medida de crecimiento de
cualquier individuo en el camino de Dios, es condicional al grado de temor de
Dios que haya en cada uno, pero obviamente la medida correcta del temor de Jehová
en nosotros, es aquella que nos lleva a vivir como Dios quiere.
El “Temor de Jehová”, es una
cualidad que no debe faltar en todo cristiano verdadero. En el ministerio terrenal de
Jesucristo, se manifestó el temor de Jehová en él, y el mismo espíritu que le
fue dado, es el mismo que envió a sus seguidores, por lo tanto también en todo
genuino cristiano debe manifestarse temor de Jehová, por lo contrario, carecer
de ese temor de Dios significa no tener el Espíritu de Cristo, y Romanos 8:8 dice que “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el
tal no es de Él”.
Si vivimos en el temor de Jehová recibiremos bendiciones, en cambio
si no tenemos temor de Dios traerá serias consecuencias, como lo vemos en el
siguiente verso…
Malaquías 3:5 “Y
vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros
y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su
salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al
extranjero, no teniendo temor de mí,
dice Jehová de los ejércitos.
Continuará...
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En nombre de Jesucristo, amén.