No Debemos satisfacer los deseos de la carne, porque los deseos de la
carne son enemistad contra Dios, por eso los que practican las obras de la
carne no pueden agradar a Dios y no heredarán el Reino de Dios.
Los deseos de la carne están en contra del Espíritu, por eso si somos de Cristo tenemos que crucificar
la carne con sus pasiones y deseos, hacer morir las obras de la carne por medio
del Espíritu y así tener vida; porque ocuparse del Espíritu es vida y paz,
porque Si somos guiados por el Espíritu ya no estaremos bajo la ley, por eso
para los que andan en el Espíritu Ninguna condenación hay.
Si el Espíritu de Dios en verdad está en nosotros, pensaremos en las
cosas del Espíritu y viviremos según el Espíritu.
Base Bíblica
Gálatas 5:16-26 (RVR1960) | Las obras de la
carne y el fruto del Espíritu
Digo, pues:
Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo
de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y
éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois
guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de
la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de las
cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus
pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a
otros.
Romanos 8:1-14 (RVR1960) | Viviendo en el
Espíritu
1Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu. 2Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3Porque
lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se
cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu. 5Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la
carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6Porque
el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
7Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que
viven según la carne no pueden agradar a Dios. 9Mas vosotros no
vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10Pero
si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,
mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11Y si el Espíritu de
aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de
los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que mora en vosotros. 12Así que, hermanos, deudores somos,
no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13porque si
vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las
obras de la carne, viviréis. 14Porque todos los que son guiados por
el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.