El Espíritu Santo es el sello, la marca que Dios pone
sobre aquellos que somos suyos y que nos entregamos a Él, y eso a su vez nos garantiza
que tenemos la herencia del reino y la salvación. Pero Dios también puede
quitar su Espíritu de nosotros, talvez por alejarnos de su
presencia y así quitarnos todas las bendiciones que por medio de Él teníamos (1:22,
5:5).
Sabemos que con Cristo se realizó un Nuevo Pacto y
la Biblia expresa que es un Pacto Espiritual, que vivifica al hombre. Al Nuevo
Pacto, al Evangelio, se lo llama de varias maneras, como “El Ministerio Del
Espíritu”, “El Ministerio de Justificación” y “El Ministerio de Reconciliación”
(3:6-9), ya que por medio de Cristo es como Dios nos reconcilia consigo mismo (5:18),
por medio de Cristo es como Dios nos libra de nuestros pecados cargándolos en
Jesús, y nos Justifica (5:21).
La Biblia expone claramente que los Cristianos ya
no debemos vivir para nosotros (Mt 16:24, Lc 9:23), sino para Jesús. Ya no somos
dueños de nuestras vidas, ahora pertenecemos a Cristo y nuestra vida debemos
vivirla para él (5:15).
Hay muchas promesas que Dios tiene para todos
aquellos que nos entregamos a Él, promesas condicionadas a nuestra forma de vida,
es que Dios no bendecirá de igual manera al incrédulo y al creyente. La Biblia explica
que Dios da a cada uno según el fruto de sus obras (Jer 17:10); y esta carta además
nos muestra que la presencia de Dios está en nosotros, en todo Creyente, en
todo aquel que vive para Él; se indica que somos templo de Dios, que Él vive en
nosotros (6:16), por todo esto se nos dice que nos limpiemos de todo lo malo,
tanto en lo carnal, como lo espiritual, que perfeccionemos la Santidad en nosotros
(Heb 12:14) y respetemos a Dios, pues Él vive dentro nuestro (7:1).
Como en otros versos Bíblicos, se nos habla de “El
Cuerpo Pecaminoso”, diciéndonos que aunque andamos en la carne, no debemos
servir a la carne, sino a Dios, porque los deseos de la carne son contra Dios
(Gl 5:17).
Además se simboliza al Cristiano con una mujer recién
casada, cuyo esposo es Cristo a quien ella fue presentada como una virgen pura
(11:2) dando a entender lo puro y limpio que el Cristiano debe ser en su vida, como Cristianos ya no debemos servir al pecado,
sino a Dios.
En los últimos versos se señala entre otras cosas,
que seamos Fieles a Cristo (11:3), que vivamos gozosamente, que busquemos la perfección
y la paz, y así Dios estará con nosotros (13:5/11).
Base Bíblica 2 Corintios
Que Dios los bendiga, en nombre de Jesús, Amén.