...Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. (2 Corintios 6:17-18)
El verso mencionado es un mandamiento de Dios, a la separación de aquello que Dios declara inmundo, de aquello que no le agrada; pues tocar lo inmundo, nos contamina, esos sucesos los vemos en el Antiguo Testamento, donde quien tocaba cosa inmunda, quedaba inmundo (valga la redundancia), y para ser libre de esa inmundicia, dependiendo del caso debía pasar por ciertos procesos de purificación.
Por lo visto es importante no tocar lo inmundo, para no contaminarnos, pues volvernos inmundos es un grave problema amigo/a, porque rompe la comunión entre Dios y nosotros, Dios es santo, es puro, no va a tener comunión con nosotros si estamos inmundos, y el verso mencionado nos da a entender que de no hacerlo, no seremos recibido por Dios. Pues en estos tiempos que vivimos cada hijo de Dios, es su templo, y Dios siendo santo y puro no va a habitar en un templo inmundo.
Por lo tanto, si queremos que Dios habite en nosotros no debemos tocar lo inmundo, por lo contrario, debemos limpiarnos de toda inmundicia, y llevar una vida espiritualmente limpia, sometiéndonos a Dios, y no ser participes de las invitaciones al pecado, que de una u otra manera da el mundo, sino que debemos vivir separados de lo malo, pues eso es lo que nos contamina y desagrada a Dios, y así Dios nos recibirá, y será para nosotros por Padre, y nosotros para el seremos hijos e hijas.
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En nombre de Jesucristo, amén.